Unos
investigadores de la Universidad Brigham Young han desarrollado una
célula de combustible, básicamente una batería con un tanque de gas, que
obtiene electricidad de la glucosa y otros azúcares del grupo de los
carbohidratos. El catalizador de esta célula es un herbicida común.
Así pues, la fuente de energía preferida del cuerpo humano podría algún
día producir electricidad para nuestros aparatos, vehículos y hogares.
“Los carbohidratos son ricos en energía”, subraya el profesor de química
Gerald Watt, de la Universidad Brigham Young. “Necesitábamos un
catalizador que extrajera los electrones de la glucosa y los
transfiriera a un electrodo”. Y la sorprendente solución resultó ser un herbicida común.
La efectividad de este herbicida barato y abundante es una gran ayuda
para las células de combustible basadas en los carbohidratos, que pueden
así ver aumentada su rentabilidad. En cambio, células de combustible
basadas en el hidrógeno, como por ejemplo las de la compañía General
Motors, necesitan al costoso platino como catalizador.
El próximo paso para el equipo de la universidad es aumentar la energía
cosechada. Y esperan lograrlo mejorando el diseño, algo que ya está
dando sus primeros frutos.
En los experimentos realizados, se ha logrado un promedio de conversión
de un 29 por ciento, o la transferencia de 7 de los 24 electrones
disponibles por cada molécula de glucosa.