El pasado fue el año de quiebre en la declinación que venía mostrando el
sector petrolero colombiano desde finales de la década pasada. Aunque
lo cierto es que todavía no se presentan grandes descubrimientos,
Colombia logró incrementar la producción y reservas de crudo, así fuera
de manera ligera.
La extracción del llamado oro negro cerró el año
pasado en 529.000 barriles por día frente a los 526.000 barriles del
año 2.005.
Por su parte, las reservas de
petróleo pasaron de 1.453 millones de barriles a 1.511 millones entre
un año y otro.
Lo conseguido fue el resultado de encontrar algunos
yacimientos relativamente pequeños, pero sobre todo a la estrategia de
sacarle lo máximo posible a los campos que ya están produciendo,
gracias a la presencia de nuevas tecnologías.
A ello se suma el plan
para echar mano de los crudos pesados y los campos maduros, dos fuentes
que hasta hace algunos años eran despreciadas y que hoy son la salvación para Colombia y para otros muchos países.